Por qué el modelo de DAMA hace innecesarias las Creative Commons

O la solución a los problemas de la gestión colectiva estaba en la Gran Vía y no en Silicon Valley (nota: la sede de DAMA está en la Gran Vía de Madrid). Este texto surge después de realizar una interesante entrevista a José Ángel Esteban, al que agradecemos muchísimo su tiempo y colaboración.

Queremos dar a conocer tres aspectos fundamentales de esa gran desconocida que es DAMA, la única entidad de gestión que consiguió romper el monopolio de la SGAE y que, a la vez, con sus planteamientos se adelantó varios años a todos los debates actuales sobre derechos de autor.

En su propia web DAMA aclara que

fue creada para administrar los derechos de los autores de obras audiovisuales, como una nueva alternativa más eficaz de administración de derechos en el ámbito cinematográfico y audiovisual español, frente a otras entidades de gestión.

[…] Además, desde DAMA, se ha introducido un nuevo sistema en la gestión de los derechos de autor, rompiendo cánones e implantando la transparencia: la recaudación, el control y el reparto están diseñados por y para los autores de las obras audiovisuales y cinematográficas. DAMA pretende que sus socios sepan por qué y de quién cobran y donde se emplea el dinero que generan sus derechos.

Lo bueno de hablar de DAMA es que es una alternativa a la SGAE real, profesional y en crecimiento. Es decir, posibilita el aterrizaje en el debate sobre propiedad intelectual, ya que (en general) las propuestas relacionadas con la cultura libre se mueven en el plano teórico.

Por otra parte, desde las posturas críticas con la gestión colectiva de derechos se promueve el uso de unas licencias (las Creative Commons) muy usadas por activistas y amateurs, pero prácticamente desconocidas en el mundo profesional. Y cómo ya aclaramos, el uso de estas licencias en realidad no es ninguna alternativa a la gestión colectiva de derechos. Aclarado todo esto, empecemos.

Una entidad de gestión surgida de un sindicato

Y donde a diferencia de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) en DAMA únicamente hay creadores, no presenta similitudes con el Sindicato Vertical franquista como le sucede a día de hoy a la SGAE.

Conviene resaltar que detrás de la creación de DAMA estuvo el sindicato ALMA:

ALMA es el sindicato de guionistas de España fundado en 1989 por autores de reconocido prestigio, entre otros Rafael Azcona, Agustín Díaz Yanes, Manolo Matji, Lola Salvador, José María González-Sinde, Carmen Rico Godoy, Joaquín Oristrell… contando en la actualidad con unos 300 afiliados […].

ALMA está formada por guionistas de cine y televisión, de ficción, de no ficción y de programas, todos unidos por una causa común: conseguir que a los guionistas se les reconozca la importancia que merecen en la industria audiovisual.

El origen sindical de DAMA es patente, entre otras cosas, en que cada socio tiene un voto, no hay votos en función de la recaudación, cosa que sucede en SGAE y que ha generado enormes distorsiones en ella.

La identificación del repertorio, una práctica revolucionaria en la gestión colectiva de derechos

La SGAE llegó a acumular 180 millones de euros por obras pendientes de identificar. DAMA en cambio tiene una cifra redonda en lo que al pendiente de identificar se refiere: cero euros.

Por exponerlo de manera clara: la SGAE recauda primero y luego realiza un reparto según sus criterios. Este es muy polémico por opaco, arbitrario y que además genera millones de euros que la SGAE se queda, ya que pertenecen a autores a los que sistemáticamente no se les identifica. De lo poco que se sabe del peculiar reparto de la SGAE es que se basa en sondeos y en un software de una compañía totalmente desconocida.

DAMA sólo recauda por su repertorio, algo que es impecable e indiscutible, por lo que creemos es el camino que se tendría que seguir en la gestión colectiva de derechos.

La alternativa a la SGAE existe y su modelo se extiende

La nueva entidad de gestión EKKI presenta numerosas similitudes en sus propuestas en lo que es el actual funcionamiento de DAMA. Así las cosas, que las nuevas entidades de gestión sólo recauden por el repertorio que les encomienden los autores hace que se supere el debate sobre la necesidad de una «cultura libre» y sus licencias asociadas Creative Commons.

Las licencias CC, creadas en el ámbito del copyright anglosajón, en realidad no encajan en el marco de derechos de autor europeo (hay derechos morales, irrenunciables, etc), aunque algunas entidades de gestión a nivel europeo (Buma/Stemra, Koda, Stim y Sacem) han desarrollado en torno a ellas algunos programas piloto.

Y aunque el objetivo de las CC fue el facilitar el uso de determinadas obras, en la práctica estas licencias han enturbiado aún más el debate sobre propiedad intelectual, mezclándose conceptos y leyes de marcos tan distintos como el anglosajón y el europeo.

Pero hay alternativas y cuya efectividad está más que demostrada. Los autores deberían tener la capacidad de elegir qué obras quieren que sean gestionadas por una entidad de gestión a través de contratos no exclusivos, como sucede ya en DAMA, VEGAP o CEDRO.

Pero igual de importante que los contratos no exclusivos es que las entidades no recauden por obras de autores que no son socios o que no se les ha encomendado su gestión. Y ahí quien marca la diferencia es DAMA, ya que sólo recauda por las obras que puede demostrar que son gestionadas por ella.

Por tanto, en un escenario en el que el autor tuviera siempre la libertad para encomendar o no que se recaude por su obra y, muy importante, cuando sólo se recaudara por las obras perfectamente identificadas, las licencias Creative Commons perderían su sentido en el marco europeo.

Un simple aviso del tipo «se permite el uso de esta obra siempre que se acredite el autor» bastaría para que estuviéramos seguros de que esa obra se puede utilizar con total seguridad jurídica, ya que el autor tendría la certeza de que ninguna entidad de gestión podría recaudar por esa obra ya que no se le ha encomendado su gestión.

Ese es el camino que inició en 1999 DAMA y que parece que va a continurar en el País Vasco EKKI, y que es una alternativa real tanto a modelos de gestión arcaicos e injustos como el de la SGAE como al modelo neoliberal y de copyright (que no de derechos de autor) que propugna la llamada cultura libre.

Acerca de David García Aristegui

David García Aristegui nació en 1974 y es Licenciado en Ciencias Químicas (Bioquímica) por la Universidad Complutense de Madrid. Publicó el libro ¿Por qué Marx no habló de copyright? (Enclave de Libros) en 2014. Destaca entre sus textos el capítulo sobre SGAE en CT o la Cultura de la Transición (DeBolsillo, 2012) o el prólogo para Criminales del copyright (Hoja de Lata, 2014). Ha escrito SGAE: el monopolio en decadencia (Consonni, 2017) juanto a Ainara LeGardon. Colabora con Ciencia para el pueblo, Asamblea Antimilitarista de Madrid y Ser Histórico. Ha vuelto a escribir.
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