«Lo mejor, vivir sin trabajar…»

Fragmento de Mujeres sin hombres y peces sin bicicletas. Mirando hacia atrás: experiencias de Autonomía y Feminismo (Phoolan Devi)

En La Karakola, la ilusión y la fuerza del inicio fueron dejando paso a las diferencias que entre nosotras había. Con el tiempo, hubo ciertas actitudes y formas que me fueron alejando hasta que dejé de participar en el proyecto. Algo que me distanció fue la influencia de la corriente que venía de antiguas militantes del MC y LCR. Se habían convertido en verdaderos ideólogos y producían gran cantidad de textos, muchos de ellos con ese lenguaje casi ilegible con el que se podía llegar a justificar una cosa, o la contraria y solo el que lo escribía y los de su alrededor quizás por no quedar de tontos lo aceptaban y alababan (a este respecto y volviendo al presente, me parecen importantes las propuestas que van justo en el sentido contrario, como las que vienen del grupo de economía de Sol del 15M, que trabajan tratando de traducir complejas teorías económicas a un lenguaje que todos y todas comprendamos, acercando el discurso y alejando el fantasma de las vanguardias y del monopolio de la información y de lo teórico). Pues bien, en este contexto, comenzó una especie de campaña contra el trabajo. Pero esta campaña no venía de la CNT, CGT o de alguno de los otros sindicatos de trabajadores y trabajadoras que tuvieran motivos más que fundados para estar en contra del trabajo en una sociedad capitalista, consumista, alienada y etc.

En realidad provenía de gente que venía de un sustrato bastante burgués, que participaban en las okupaciones y se fueron haciendo llamar «precarios», pero que a mi parecer estaban a años luz de la verdadera precariedad, confundiendo el tener un eventual trabajo de mierda con la precariedad que mucha gente vive y que, por supuesto, tiene más que ver con el no tener familia ni entorno de cuyos privilegios poderse beneficiar cuando la cosa se pone difícil o cuando la etapa de experimentación de precariedad se da por acabada. Y probablemente mucha de esta gente, en realidad, no vivía exclusivamente del trabajo precario de turno. Como anécdota bastante significativa, un Ocho de Marzo, mientras participaba en la manifestación junto a otras mujeres en el bloque del grupo de mujeres dominicanas (no las que estaban en la universidad o estudiando su postdoctorado, sino las que en su mayoría eran trabajadoras domésticas), llegaron justo detrás de nosotras las chicas de La Karakola —mis compañeras—, con su pancarta, gritando y bailando al ritmo de eslóganes tipo «lo mejor, vivir sin trabajar…».

Las mujeres dominicanas ponían una cara como de no entender nada, aunque bueno, sí que lo entendían y no daban crédito… Unas chicas jóvenes, probablemente universitarias, proponiendo que lo mejor era vivir sin trabajar al lado de quienes venían desde el otro lado del mundo y se partían el pecho por conseguir un trabajo de mierda. Y es que, La Karakola se topó con las clases sociales en el feminismo, y ya no solo cuestión de clases sociales en el feminismo, sino del manejo de estas, lo cual hacía plantearme que en el movimiento que desde allí, desde La Karakola y okupas denominábamos burgués (es decir, Barquillo y su ambiente) había bastante menos burguesas que donde yo estaba. La invisibilización de las clases sociales y la falta de soluciones a qué hacer con ello en el movimiento feminista, pero también en el movimiento autónomo, siempre ha sido, a mi entender, uno de sus problemas. Sé que la respuesta es difícil y compleja, pero el camino contrario es invisibilizarlo y otro nivel más maquiavélico pasa por, incluso, crear un discurso académico en torno a la precarización con el que disfrazarse.

Acerca de David García Aristegui

David García Aristegui nació en 1974 y es Licenciado en Ciencias Químicas (Bioquímica) por la Universidad Complutense de Madrid. Publicó el libro ¿Por qué Marx no habló de copyright? (Enclave de Libros) en 2014. Destaca entre sus textos el capítulo sobre SGAE en CT o la Cultura de la Transición (DeBolsillo, 2012) o el prólogo para Criminales del copyright (Hoja de Lata, 2014). Ha escrito SGAE: el monopolio en decadencia (Consonni, 2017) juanto a Ainara LeGardon. Colabora con Ciencia para el pueblo, Asamblea Antimilitarista de Madrid y Ser Histórico. Ha vuelto a escribir.
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