El libro de Marta Sanz No tan incendiario está editado por Periférica.
La literatura, y muy especialmente las novelas, son mercancías en las sociedades de consumo: objetos de entretenimiento como la wi o el deuvedé de la última película de Anjelina Jolie, como un yo-yoo un telefilme, como un graciosísimo vídeo de YouTube. El tiempo libre, identificado con el ocio, es la reserva -y hablo de reserva en el sentido de las reservas de apaches o semínolas en los Estados Unidos- , el espacio acotado para el consumo de este tipo de bienes culturales. En esta reserva de tranquilidad, diversión, montañas rusas, y esparcimiento, el lector asume el papel de consumidor cultural, de cliente que debe quedar satissfecho con su compra. De modo que no es el lector que se debe alzar, a la altura de un texto, sino el texto -y, por ende, su autor- el que debe prever las expectativas de sus compradores potenciales.